Viendo pasar la tragedia del pueblo nipón delante de mis ojos, en planos frenéticos que se mueven en la pantalla del televisor, siento un nudo en la garganta al comprobar cómo golpea la furia de la naturaleza al ser humano cuando le viene en gana.
Periodistas y expertos nos cuentan en tiempo real lo que sucede en la otra punta del mundo, con la rapidez que ofrecen las nuevas tecnologías, y me sobrecojo al ver los videos caseros que tantas personas han colgado en la red.
Un país preparado para hacer frente a los terremotos… pero que ha sido azotado de forma brutal por una naturaleza a la que no le importan nuestros avances tecnológicos.
Mientras los medios comentan la frialdad y la calma con que los japoneses asumen la tragedia, yo veo la inmensa tristeza de sus ojos y el miedo que atenaza sus rostros.
Estoy segura que Japón superará todas estas circunstancias adversas. Mi más fuerte abrazo, hermanos del sol naciente…